Hablar de Pedagogía es hablar de una práctica escolar basada en el conocimiento del niño: de sus características, de sus etapas del desarrollo, sus intereses, condiciones socioeconómicas, recursos y limitantes.
Las estructuras intelectuales del niño se van desarrollando conforme a sus experiencias de aprendizaje y de vida, a través de la relación con su familia, sus vecinos, sus pares en la escuela, además del contacto con distintos escenarios, materiales, contenidos.
El pensamiento del niño se desarrolla conforme a aproximaciones, partiendo de su interés con respecto a un dato, cuyo conocimiento se va amplificando a través de la identificación, focalización y relación de otros datos, lo cual genera contradicciones en cierto momento, que servirán para comprobar ó refutar la percepción del dato inicial. De manera de comprender una parte de la realidad a través del desarrollo del pensamiento, no es tarea fácil, para llegar a la comprensión de la misma se requiere recorrer un largo sendero en el que se analizan diferentes aspectos, abandonando, confrontando, tomando nuevos datos, que al final del camino permiten generar un nuevo conocimiento contradictorio ó complementario.
Entonces al revisar éste proceso natural se identifica la importancia de los intereses del niño, para su desarrollo intelectual que se pretende sea movilizado en buena medida por la escuela. Resulta pues, una gran responsabilidad para los educadores el ser realmente facilitadores de esa movilización, derribando las barreras que algunos de ellos han construido a lo largo de años y generaciones mediante prácticas rígidas, centradas en los intereses del docente y que limitan la creatividad del niño, convirtiéndolos en seres receptores, pasivos y lineales ante su mundo.
Por tanto realizar una Pedagogía Operatoria consiste en movilizar los procesos de pensamiento de los alumnos, en la adquisición de nuevos saberes, permitirles conocer a través del descubrimiento, de la elaboración de hipótesis y de la comprobación ó refutación de las mismas, el mundo del cual forman parte, debiendo ser el docente un guía y no un obstáculo, para ello.
He a continuación las distintas etapas de desarrollo intelectual en la escuela, que deberán ser conocidas por el docente para ver en qué etapa se encuentran sus alumnos y desarrollar situaciones didácticas que les permitan acceder a etapas posteriores:
PENSAMIENTO INTUITIVO
(De los 2 a los 6 años)
El niño descubre su mundo a través de los sentidos y de la experimentación, de manera que se da cuenta de las propiedades de los objetos, dejándolos caer, lanzándolos, presionándolos, oliéndolos, escuchándolos, llevándoselos a la boca, entre otras acciones, inventando explicaciones impregnadas de animismo. Además va conociendo a las personas y su comportamiento a través de la observación de las mismas, de sus actos, gesticulaciones, tono de voz, entre otras señales.
OPERACIONES CONCRETAS
(De los 6 a los 12 años)
En ésta etapa el niño realiza operaciones mentales (realizar una acción con el pensamiento, imaginando de manera inversa y recíproca, anulando ó compensando los resultados de la primera) que le permitirán adquirir las nociones fundamentales de tiempo, espacio, físicas y sociales.
DE OPERACIONES CONCRETAS A FORMALES
(Inicia en la adolescencia y se desarrolla a lo largo de la vida)
Pensamiento hipotético deductivo, operado a través de proposiciones ó enunciados. Teniendo un acceso a la lógica formal, aislando datos ó variables de manera sistemática, realizando todas las combinaciones posibles entre ellas.
PENSAMIENTO FORMAL Y PENSAMIENTO CIENTÍFICO
Cuando la persona ha constituido un pensamiento formal, éste le permitirá desarrollar un pensamiento científico, siempre y cuando tenga acceso a la experimentación y ejercitación de sus recursos intelectuales y a la reflexión acerca de sus acciones y resultados en torno al conocimiento científico
Moreno, Montserrat (1997) La pedagogía operatoria, Un enfoque constructivista de la educación, ed. Laia S. A. México (39-55).
No hay comentarios:
Publicar un comentario